martes, 20 de mayo de 2014

Cuando arrastro las horas

Anoche escuché el trémolo de tu voz dormida.
De nuevo abracé mi interminable insomnio.
¿A qué no adivinas cuántas veces te llamé?
¡Cuántas veces pensé en vos!

Anoche volví a arder en llamas,
no alcancé a entender lo que decías.
¿No escuchaste mi grito envuelto en viento?
¿Viste la estela que dejó mi paso en nuestra cama?

Anoche caí en cuenta que ya nadie llama por teléfono.
Perdimos el gusto por acariciarnos con la voz.
Has olvidado el poder de tus palabras.
¿Acaso has olvidado lo débil que soy?

He perdido mi pasado; me ahogo en el presente,
pero el futuro es todo nuestro si cantas nuestra canción.
Estoy cansado de juegos esquivos. Agotado.
Es hora de hablar querida, de gritarnos otra vez.

Anoche vi el desenlace en tu espalda desnuda,
anoche leí mi fortuna en tus blancas y largas piernas.
Me enteré de todo, ahora sé que no soy yo.
La ternura de tu sonrisa responde a otro resplandor.

Anoche esperé el amanecer sólo teniéndote tan cerca,
pero entiendo tu razón. Estás equivocada.
Esperas mis palabras de parte de otro relator.
Soy yo el que te puede hablar así, nadie más.

Aquel árbol no te dará cerezos, quizá una pequeña flor.
En cambio en este tendrás cosecha abundante;
te hará una alfombra suave y perfumada.
Tenés que decírmelo justo como te lo he dicho yo.

Ya no hacen falta más enigmas, no hacen falta laberintos.
Pronuncia el conjuro, las palabras mágicas.
Volvé a ver tu reloj precioso, ese tan tuyo.
Cuando arrastro las horas, te quiero a vos.


el video fue irresistible, lo es.



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