martes, 8 de abril de 2014

Vigilia, tan cerca pero tan lejos...

Anoche ante la ausencia de descanso te velé.
Estuve a tu lado mirándote por horas,
pero vos no me viste.
Acaricié tu cabello.
¿Fue que no lo sentiste?
Puse mi mano en tu cara
para darle calor a tus mejillas.
Luché contra cien demonios
que querían irrumpir en tu dulce sueño.
Me rompieron y me quebraron y rieron.
Pero nunca me aparté de tu lado.
Sé que no pensabas en mi, así fue.
No me importa, no me hizo desistir.
Susurré palabras en tu oído, las que te gusta escuchar.
Estuve así hasta el amanecer.
Nunca me rendí, no lo haría jamás por vos.
No obstante, con la llegada del aura
me marché en el carruaje de Faetón.
Perdimos el control y lo demás es historia.
Todos lo saben, vos lo intuís.
Aun así, si te fijas en el costado de tu cama
verás la silueta que dibujó mi cuerpo mientras estuve allí.
Quizá como en aquella película que compramos,
esta noche me quedé hasta que despiertes otra vez.







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