lunes, 30 de agosto de 2010

La domesticación del Rock


escrito originalmente para muteca.com

Desde sus inicios, la música rock se convirtió en el género musical que representa la rebeldía e insatisfacción de la juventud. Desde los 50’s se ha ido desarrollando toda una estética que hoy día nos es perfectamente familiar a todos en torno a esta corriente musical. Incluso, hay todo un cliché del rockstar y del ambiente que rodea a la industria relacionada con el género que ahora podemos llamar con propiedad un estereotipo.
   Esta bandera de rebeldía fue hace muchas décadas anexada y explotada por el mainstream. Toda la insatisfacción ha significado lo opuesto para los dueños de disqueras, estaciones de radio, productores además de cualquier otra sanguijuela mediática oportunista. Quiero llegar a algo un poco más específico: la obsesión por etiquetar los géneros. Sí, esa es la domesticación a la que me quiero referir sin duda.
   Como especie tenemos, desde que nos comunicamos, la necesidad de ponerle nombre a las cosas para entonces poder entendernos partiendo de los convencionalismos. Es un proceso natural. Es parte de nuestra condición humana como lo es ahora vender, comprar, tranzar, plagiar, patrocinar, uniformar, explotar, robar, etc. En términos musicales, no debería de haber una excepción extraordinaria.
   Si todos sabemos eso, entonces sería en este momento útil el plantearse si es necesario leer este artículo sobre algo obvio. Bueno, quise comenzar proponiendo una imagen súper roquera como la de la foto del primer larga duración de Elvis Presley, disco homónimo de 1956 cuya portada copiaron The Clash en 1979 con su celebérrimo London Calling o tal vez pensar a un Marlon Brando encarnando a Johnny Strabler, el líder de la pandilla llamada Black Rebels Motorcycle Club en la película The Wild One de 1953. Por ahí quería ir, que tuviéramos en mente un rebelde.
Volviendo al tema, esas ideas que tenemos del rock nos las han sembrado en la cabeza desde antes de nacer. No digo que esto le quite algún valor artístico al rock and roll. ¡Para nada! El rock por mucho es uno de los géneros que han permitido una ramificación y desarrollo de estilos que han posibilitado obras de arte imprescindibles para la cultura pop occidental. Sin embargo, repito, sin embargo, es el género más rentable mediáticamente. El truco está en la escencia del mismo. El rock no se cansa de cambiar, de escurrirse y el mainstream siempre termina poniéndole una etiqueta para clasificarlo en las tiendas, en Internet, en los iPods, en las revistas. Es de ése modo que logra sacarle ganancia a su disidencia.
   Desde que el rock fue llamado rock, pasó de ser una manifestación artística escandalosa a ser un muy buen producto comercial. Fue rock and roll, fue rock pop, fue glam, fue progresivo, fue metal, fue punk, fue rock alternativo, fue modern rock, fue grunge, fue techno, fue… no obstante, va hacia el infinito. Si viéramos un esquema de la evolución del rock, notaríamos que las ramas se van extendiendo de forma impresionantemente variada. Las posibilidades de variación son indiscutibles, las manifestaciones actuales, por ejemplo, en la música electrónica (hija bastarda irresistible, lujuriosa, impredecible y dance) traspasan límites encantadoramente.
    El rock y el mainstream juegan al gato y al ratón. Luego de un rato, siempre lo alcanza, lo revuelca, lo etiqueta pero aún así, el rock cambia de piel escapando de nuevo por otro buen rato hasta que vuelve a suceder. Cuando pienso en paralelismos, se me ocurre que se parece a la trilogía de Matrix. El rock es necesario para el sistema por un rato para sacudir cráneos, luego para vender copias o descargas.
     El rock fue domesticado como el gato, exactamente así, como un gato. El rock entonces nunca fue domesticado realmente como dije desde un inicio.

domingo, 22 de agosto de 2010

* Cómo arruinar una oportunidad para quedar bien

*escrito originalmente para la página Muteca


O de cómo los políticos pueden cagarse en un show que difícilmente podía arruinarse con una pasmosa facilidad

Primero habría que devolverse en el tiempo un par de meses, habría que explicar cómo funcionan los trámites en las municipalidades para la realización de espectáculos públicos, la tensión de un año electoral y las oportunidades que se presentan en el camino.
Para ahorrarles todo eso, voy a empezar el día miércoles 28 de julio de 2010. Hace unos díitas. Salí del trabajo con unos compañeros y nos dirigimos a la boletería del ahora Pepper’s Club (antes The City y otros pésimos nombres para un chante que tiene buen potencial para chivos pequeños). Luego de que ellos recogieran las entradas que tenían reservadas y de que yo comprara las mías, fuimos a “El Tropezón”, bar bastante popular que ofrece un chifrijo aceptable y con una costilla épica. Eso sí, como ya no podía comer nada, sólo apunto lo de la costilla por consejo de mis compañeros de mesa. Esperamos a las 6:00 p.m. para ir a hacer fila para ver el espectáculo de Choque Urbano. 
A modo de reseña, nos dejaron pasar a las 7:30 casi y el show no arrancó sino hasta las 8:40 prácticamente cuando estaba programado para iniciar a las 8:00. Lo del atraso parece que sucedió solo para recordar que se llevaba a cabo en Costa Rica. El lugar se hizo pequeño para todos porque juntaron las dos fechas programadas en una debido a algunos problemas para que los argentinos pudieran traer su  equipo a tiempo. Bueno, comienza la presentación y es una maravilla de danza, teatro y música. La gran noticia es que, dicen, habrá una presentación gratuita en el parque central de Curridabat el día siguiente a medio día.
Me alegró porque era una excelente oportunidad para que cualquiera pudiera acercarse a una producción artística de muy buen nivel. Además, hay gente que tiene vacaciones de la U, era la hora de almuerzo y algunos que no pudieron costearse la entrada para la noche anterior podrían disfrutar de una versión más corta del show. Todo sonaba de perlas. Todo se prestaba para quedar como los grandes, para lucirse.
A no, no, no, no… No todo fue lo que pudo ser. Llegaron unas 50 o 60 personas. De esas, el 80% eran niños de una escuela local que lograron sacar para hacer bulto y que se viera más gente y un puñado de curiosos, algunos que gracias a la divina providencia se enteraron. La presentación no tardó más de 35 minutos. Había caras de frustración en todos quienes pusieron de su parte para llevar allí a los artistas. Quizá no porque la gente no disfrutó ni porque eran pocos, fue porque una oportunidad tan buena para llevar a la gente una presentación muy honesta y llena de energía se desperdició.
En un momento donde la comunicación y el chisme son tan fáciles de dispersar simplemente no comprendo cómo a nadie se le ocurrió publicarlo en facebook, twiter, blogs y la puta que parió Internet. Si hubieran querido ser nostálgicos pero efectivos y realistas (con respecto al acceso a Internet en el cantón y el verdadero peso de las redes sociales), hubieran pagado un perifoneo. Para los que no tienen idea de qué es eso, es un señor de 50 años manejando una microbús subarú modelo hecha leña a 10 kilómetros por hora con un parlante en el techo que anuncia una actividad alternado el audio con una buena cumbia mientras recorre las principales calles de la ciudad.
¿Será mucho pedir que si les regalan algo ellos hagan su parte? Creo que no,  lo que quieren es tenerlas maduras y en el suelo. Es una pena que por preocuparse por estar bien peinados o por verse inteligentes, los políticos no se preocupen porque las cosas salgan bien. Que te regalen un show así 4 meses antes de las elecciones para alcalde es una movida política formidable. El que sólo lo viera un público que en su mayoría ni puede votar… eh… bueno, ya saben los adjetivos que podría usar para referirme a eso.
Esa misma noche trato de comprender cómo hicieron para arruinar algo tan difícil de estropear. Es sorprendente la capacidad de los políticos para lograr lo que parece imposible, para joderlo todo. Quizá les llegue con el puesto, tal vez lo traigan en la sangre. Probablemente por eso no son ni promotores ni productores artísticos. Tal vez por eso los metemos a una oficina y les pagamos, para que no arruinen lo poquito con lo que nos entretenemos. Aunque a veces ni así. 

sábado, 7 de agosto de 2010

12:23


me consume está espera
me desgasta la incertidumbre de aquel fluorescente que no acaba de encender
el palpitar de está arteria, aquí en mi cabeza
el aroma de los espacios que dejamos vacantes
te grito ayuno de tic tac tic tac tic tac
repito: nos vamos y dejamos la tarde para que se derrame en mis ojos
apago la luz que parpadea y se echa a dormir
intermitente es la incertidumbre
lame mi cuello, susurra al oído pero no suelta mi cinturón
me consume esta espera
me roe el insomnio militar de la falta de una noche negra y larga, muy larga
el gruñido de mi estómago vacío
el delicado aroma que dejas como un rastro de migajas
te grito para que no me dejes tan atrás
me recuesto en el piso y te rezo para que me concedas algo para dormir
incierta es la intermitencia
besa mi labio, muerde mi oreja pero sin sujetarme fuerte
me frustran estás líneas rebuscadas
será que la falta de sueño