sábado, 19 de junio de 2010

The Beautiful Game

a Eduardo, Walter y Kch por  compartir la locura conmigo

   Es época de fútbol, es época de lo que los ingleses llaman "The Beautiful Game",  de trastornos estomacales, de trastornos biliares y de palpitaciones aceleradas del corazón. Es un momento en el que el mundo no es mundo, el mundo es un balón. No es cualquier balón, el mundo es un balón de fútbol, así, no es football ni es soccer; es: FÚTBOL por la grandísima puta.
    Se realiza cada cuatro años y dura tan sólo un mes. Es la recreación de una guerra mundial con todo y sus bajas, ataques, espías y donde todos visten con orgullo los colores de su país y donde todos enarbolan sus banderas.
   La verdad es difícil no ceder, no dejarse llevar por la inercia, no sucumbir ante lo inevitable de su belleza y embriagarse con sus mieles. No hay mayor problema con la diferencia de horarios y los desbarajustes de horas. Tampoco importa modificar los horarios de comidas ni de trabajo ni de sueño ni tampoco el consumo de bebidas alcohólicas a deshoras de la mañana.
   Los cerezos en Kyoto florecen todas las primaveras de todos los años, el mundial no. ¡No! Es más elusivo, nos toma 4 años esperar a que los mafiosos monten el show, que levanten los escenarios y que las naciones contengan la respiración durante 1095 días hasta verse por fin clasificadas al mundial. Lo último es parafraseo de Galeano. Obviamente a él le salió mejor.
   Toda la publicidad gira en torno al mundial, todos los segmentos deportivos y los canales lo cubren de forma excesiva. Hay promociones, descuentos, actividades y concursos. Todo lo que se respira y lo que se ve es fútbol. El marketing es fútbol y el mercado sólo piensa en el mundial. Se disparan las ventas de televisores, de camisetas de los equipos participantes, de licor, de comida rápida y baja la venta de condones aunque las revistas o periódicos exhiban chicas con poca ropa con los colores de alguna selección. La fifa explota todo lo que puede del mundial y todos explotan a la fifa y a quien puedan de toda forma posible e imaginable para sacar ganancia también. Las chicas de las fotos están ahí justo para ilustrar una de las tantas formas de explotación que surgen de este deporte de 11 contra 11.
   Se preguntarán de qué trata este texto tan disperso y poco preciso. También se preguntarán por las chicas de las fotos. Bueno, la verdad este es un encargo mal logrado. Aún así quiero decir que cuando repaso las imágenes que tengo del mundial no dejo de convencerme de que este es el deporte más bello, más apasionante y más humano del mundo.
   He visto jugadores llorando al cantar el himno de su país, jugadores tomarse del pelo al fallar estrepitosamente, reír y también correr a abrazarse. He visto gentes de todos los lugares bebiendo y gritándose, insultándose y dándose la mano, intercambiando camisetas como si fueran jugadores luego de un partido. He visto a África queriendo ser digna e igual que todos los demás, a sus gentes viviendo la orgía de sus vidas. De igual modo he visto partidos y jugadas dignas de la vitrina más refinada y exclusiva de deporte colectivo alguno en el planeta.
   Quiero reivindicar la belleza del fútbol, la maravilla del espectáculo que nos envuelve y toma por asalto el globo. Quiero ignorar que es el opio del pueblo sólo por este mes. Quiero decir que la subjetividad de criterio y los fallos arbitrales son críticos para el desarrollo humano del torneo además de agregar la picante polémica a los resúmenes de la fecha. Quiero aplaudir la  forma sistemática en la que las selecciones nacionales se han esforzado en cambiar su futuro; de cambiar su destino en las llaves sucesivas hacia la copa. Quiero rendir pleitesía a los hijos de la puta que los parió que se han cagado en mi quiniela de forma deliberada, soñadora y fantástica. Quiero seguir viendo sorpresas y que sigan destruyendo mis pronósticos. Quiero que me hagan hincarme ante su obsesión con ser David y de querer aniquilar a punta de fintas a todos los Goliats del primer mundo futbolero. Quiero que América se lleve el trofeo a algún barrio de Mendoza, a una fabela en Río, a una cancha abierta en medio del Chaco, a una tienda de novedades en Tepito, a una barriada de Tegucigalpa, a una cantina en Valparaíso o a un callejón de Montevideo con vista al mar dulce. Quiero que los americanos ganen de nuevo con chispa latina el juego que los europeos reglamentaron y desarrollaron pero que nosotros robamos y reinventamos mientras soñábamos en los platanares, las selvas y las playas de toda América Latina con magia inigualable.
 Finalmente, quiero que si alguien sabe donde juegan este tipo de partidos estas muchachas me avise para ir o para buscar las transmisiones. Nos quedan rato para ver qué más harán los juglares del fútbol con la pecosa.

2 comentarios:

Pelele dijo...

Qué bonito te quedó el blog (ay caraaajoo)

Está muy tuanis el textito. Es que es así, los mundiales los ganan los barrios, ahí se va la copa.

Mi quiniela va de fracaso en fracaso, pero a quién le importa.

Yo también quiero jugar con esas muchachas... y que con alevosía me cometan todas las faltas estipuladas... y que el árbitro no se entere nunca.

Echac dijo...

“Después de muchos años durante los cuales el mundo me ha permitido vivir experiencias variadas, lo que sé acerca de la moral y las obligaciones de los hombres se lo debo al fútbol”.
Albert Camus

“El fútbol es una metáfora de la vida”
Jean Paul Sartre.

“La vida es una metáfora del fútbol”
Sergio Givone

Conseguimos un par de viejos más y podemos hacer un equipito para retarlas, ustedes nada más dicen dónde y cuándo...