Luego de los hallazgos bonaerenses con un salero, me aventuré a un nuevo ensayo. Esta vez utilicé un objeto inanimado menos prometedor: un lápiz. Los saleros son muy ágiles, habladores, irreverentes y sínicos. La razón del lápiz es un misterio aún para mi. No fue intuición, fue puro corazón por la puta!
Para este ejercicio desocupé la mesa. Sólo puse la última página del periódico La Teja con la foto de una chica de Pérez Zeledón con poca ropa y un épico trasero, cuestión de estimulación hormonal1. Quemé incienso aroma a limón, cosa nada cierta porque huele igual a cualquier otra mierda de esa línea aromatizante new age.
En mi reproductor puse a la banda inglesa "Elbow". Me parece que unos maes que se llamen "Codo" pueden agregarle un sin sentido/poético/alternativo/inútil-interesante.
Coloqué el lápiz y me concentré. Luego, minutos después, se movió pero fue porque fue que me entró un mensaje de texto. Ahí entendí que los objetos auto vibradores en la mesa entorpecían mi propósito. Necesario abrir una birra y encender un cigarrillo. Después de repetir esta técnica 8 veces más, decidí quitar el lápiz y poner el salero de nuevo. Craso error. No sólo terminé discutiendo y justificando mis hábitos de bebida y fumado con el recipiente sino que también tuve que barrer el reguero de sal en el piso cuando le rompí la madre.
1. Estimulación hormonal puede ser la llave para la telekinesis, esto según mis observaciones de mi entrepierna.
1 comentario:
bien!!!!!!!!!!!
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