No quiero sentir más este miedo encarnado en las sienes,
prefiero llenarlas de plomo.
¡Dejá ya de seguirme!
¿Qué no ves que no voy a ninguna parte?
No quiero sentir tu mirada inquisidora en mi nuca,
prefiero sentir tu mano fría en mi pecho.
Me gustaría poder ayudarte, pero no quiero.
Estos son los días cuando nos vamos enterando,
cuando te das cuenta que el tiempo se nos va.
No quiero extraviarme mas en ilusiones digitales,
por eso cerré puertas y ventanas.
Si de verdad te interesa, sólo debes llamar a mi puerta,
no debería resultarte muy difícil.
Ya no quiero de verdad, no quiero, no quiero, no quiero,
¡Dejá ya de asomarte por la rendija!
¿Qué no ves que estoy descubierto?
Yo aquí sigo, siempre he estado sentado aquí,
sobre esta roca que tiene cincelada la palabra "silencio".
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