Como siempre sucede, no sé cómo, pero ahí estamos.
Algo celebran algunas personas. Hay risas de licor con gente bailando.
Salimos de la fiesta y vamos a casa de doña María, la que demolieron hace como 8 años.
Vos abrís la puerta porque tenés las llaves y sabés dónde está todo.
Yo Busco mi guitarra con cuidado de no quemar nada con mi cigarrillo.
Vos aprovechas para servirte helado: un atentado lácteo de color antinatural.
Volvemos a la fiesta.
Yo afinó la guitarra, cosa que hago demasiado rápido y bien para ser cierto.
Luego sé la doy a Cerati (me pregunta dónde andábamos) para que toque algo.
Al final te doy un beso que me sabe a goma de mascar junto a un camarote donde parece que no me canso de chocar.
Vos te reís.
Ahí caigo en cuenta que nada está ocurriendo realmente.
Despierto y maldigo porque al levantarme no me golpeé la cabeza.
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