domingo, 5 de agosto de 2012

20 años de música y todo lo ( ¿Poco?) que ha dejado



Lo primero que viene a mi mente antes de empezar a escribir es pensar cuándo empezó. Vienen momentos a mi mente uno tras otro en una seguidilla de inexactitudes que no llevan a ningún lugar.
En el inicio había de todo hasta que aparecieron cosas que me sacudieron. Prefiero no hablar de lo que oía antes. Prefiero pensar en lo que recuerdo claramente. Sería prudente aclarar que el crecer en una era en la que los New Kids On The Block, Vanilla Ice, Technotronic o MC Hammer eran todo lo que dominaba el dial era duro. Fue difícil no distraerse con tanto ruido y tan pocas nueces o tanto ajonjolí en el pan, como decía mi abuelo.
EMF. Eso. EMF es la primera banda que recuerdo que me sacudió. Su presentación en el Town & Country Club de Londres fue épica para mí. Luego vino el colegio. Tito, Hugo, Cuto y McGuiver fueron quienes me presentaron a una serie de artistas que cambiaron mi vida para siempre. Entre patinetas y transetas llegaron The Cure, The Smiths, Duran Duran, New Order, Depeche Mode, Ned’s Atomic Dustbin y Siouxie and The Banshees junto con Soda Stereo a quienes escuchaba desde los 9, pero a los que tenía que idolatrar hasta un tardío 1992 junto con Caifanes. Completaban la escena otras cosas como las chicas, los cortes de pelo y las tennis. Lo demás llegó por añadidura. Fue el momento de abrazar el post punk de Joy Division, la dureza de NIN, el hip hop de Beastie Boys, el funk de los Peppers, la distorsión de Nirvana y todos sus acólitos: Smashing, STP, Alice In Chains y Bush. Lo otro lo escogí yo. Eso fue Radiohead, Garbage, U2, REM, Blur, James, Echo & The Bunnymen, Chemical Brothers, Bunbury, Oasis, Massive Attack, INXS, Tears for Fears entre otros muchos. Puta, un pichazo de cosas geniales que pasaban. Luego quedaron atrás ellos, los compas.
Con el paso de los años no queda mucho de esa rabia. Tampoco nada de Joaquín mostrándome las bondades del bolero, del paso doble, de las zarzuelas, del tango y del alcohol o Rigo hablando ebrio de la nostalgia de los buenos 80’s.
Nadie me enseñó el placer de los conciertos. Ese gusto lo adquirí solo. Ese es mi gran mérito. Probablemente alguien pudo hacerlo pero no pasó. Sin embargo, no hay nada que disfrute más que los chivos con amigos. También el placer de ver buenas bandas. Uno de a poco va acumulando experiencias con la gente que ama y con los grupos que ama. Maravilloso cúmulo de buenas combinaciones. Sigue, por dicha, sigue. Es fantástico crecer entre tanta música y envejecer entre tantos brincos, sudor, empujones, cerveza y cigarrillos. Tantas madrugadas descubriendo a Suede, a The Jesus and Mary Chain, a The Sex Pistols o a La Polla.
Por la puta que ha sido bueno.
Mucha agua ha pasado debajo de los puentes por donde pasa el Río Alajuela desde que iba a la salida del cole a la compra y venta de discos y cassettes Mango. Hay tantos muertos, tantos lejos, tantos cambios y tanta música. Es lo único que no ha cambiado. En mis discos, en mis cintas están todos. Tantos han tocado mi guitarra, usado mis CD’s… tanto tan lejos y aún así todos tan cerca.
Eso es para todos. Para todos a quienes les he pasado un álbum, a quienes les he grabado un cassette o quemado un compacto. Para quienes han leído mis necedades o visitado mis lugares comunes. Igual para los que han viajado conmigo, reído conmigo, llorado conmigo, peleado conmigo pero por sobre todo roqueado conmigo.
Mi festival ideal tendría unas 50 bandas, a Cerati en coma en la tarima y a Lau, Rigo, Tito, Hugo, Perico, Allan, Tati, Fo, Santi, Guille, JP, Steven, Francis, Walter, Eduardo, Carlitos, Kch, Fabián, Quincho, Adrián, Jimmy, Ariel, Rebe, Gaby y Javier en él. Quedan tantos por fuera pero esto es sobre el pasado lejano y un tanto sobre el presente. Probablemente llevaría mi primer Walkman, mi primer CD player, me pondría todas mis camisetas de  grupos y una dotación abundante de cerveza y alguito para fumar. Eso llevaría conmigo a ese Rock Fest.
Para todos ellos y para la música son estas palabras. Lo hago porque no va a haber nunca un tributo para nosotros como tampoco discos compilatorios o especiales de radio. No es por aguevarlos pero no habrá reseñas en revistas o notas en ninguna página web. Sólo somos los despojos de la historia del rock. Somos los que erigimos las leyendas y morimos para sustentar sus bases. Somos los que heredamos obsesiones hechas de acetato, cromo y plástico que no van a enorgullecer a nadie. Para todos nosotros son estas palabras. Desterrados de las mieles del rock, regocijémonos con nuestra ínfima obra con piras gigantes y muchos parlantes. Pongamos nuestras canciones entre todo el humo cantando con emoción. Abracemos nuestra decadencia con la frente en alto listos para encontrarnos con nuestros camaradas caídos quienes aguardan con los brazos abiertos y bailando. Hay que estar listos para ver a todos los consumidos por las drogas, los excesos y el rock and roll. No hay que sentir tristeza amigos, hay que apreciar este singular honor. Somos la carne de cañón de las listas de popularidad que será enterrada en la fosa común de los cofrades anónimos.
Viva la música amigos míos. 

2 comentarios:

Echac dijo...

Te odio! :´(

Viste que carilla más "sexualmente ambigua" (uso eufemismos para que nadie se ofenda y luego me tache de primitivo -que lo soy-)

Pelele dijo...

La nostalgia del rocanrol, siglo XXI y el Gran Pop. Un texto muy lindo compay. Siempre, además de ser un placer, resulta revelador hablar de música con vos. ¡Chapó!