Deberíamos vestir con unos abrigos de moda para protegernos de este frío,
bailar algún éxito de Madonna con una copa colorida en la izquierda y un cigarrillo en la derecha;
sonreír con distención para aparentar una felicidad que se nos escurre como el humo que exhalamos.
Tendríamos que discutir sobre trivialidades frívolas de las que no sabemos nada,
tomarnos de la mano sin firmeza y con algo de temor al cliché eurocentrista.
En cambio ambos sabemos que en el fondo querés ver House y yo ponerme unos audífonos.
Quiero sentarme con una cerveza a verte ver sin escucharte. Vos querés sentarte a oírme escuchar, poner una canción de The National de la cual no sabés el nombre con el perro ladrando al mundo.
Extrañar a los que no tienen tiempo de extrañar, querer a los que luego nos querrán.
Los domingos son la misma mierda en cualquier parte del mundo en donde uno esté.
Somos más jóvenes de lo que pensamos. Cosas que nunca van a pasar.
Otra canción, otro cigarrillo, otro trago y otra calamidad.
Cosas que se confunden como Siouxie, Alajuela y una colcha de retazos sacados del dolor.
Te quiero así de quieta. La suave brisa entre la lluvia revuelta con la radio encendida en el corredor.
4 comentarios:
Me dieron ganas de encenderme un cigarrito
que lindo, que lindo... me encanta
En todo lado!!!
Me reí leyendo, me recuerda ese ambiente nefasto el que por desgracia me encuentra.
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