Empezaría la historia con que vos te callaste y escuchaste la canción
(De esos momentos en los que una canción puede ayudar a expresar algo mejor que mi discurso).
No seguiste explicándome (¡A mí!) por qué no se escucha la voz uno mismo igual en una grabación
(la vibración de las cuerdas vocales y el hecho de que esta se perciba tanto como sonido interno como externo al ser captado por el tímpano le da una textura más melódica que escucharla en una grabación sin todos esos elementos interviniendo a la vez).
Todo transcurrió de forma sencilla, un silencio de 3:50 minutos en el que escuchabas y yo veía por la ventana hacia la nada.
Luego un par de críticas vagas sobre la interpretación seguido de un gentil hasta luego.
No he vuelto a hacer canciones.
Tampoco puedo seguir yendo solo atrás a editar el pasado buscando construirme algún consuelo.
Deberías intentar callarte y escuchar la canción.