Vi el reloj y eran las 4:30 am. Me había acostado relativamente hacía poco.
Me sentí muy solo pero luego entendí que habías sido vos. Así como una flecha que se me clavaba justo en el plexo solar.
No creo mucho en las cosas que resultan difícil de explicar, no tengo que decírtelo.
Sin embargo, creo que fuiste vos. Eso me alegró y volví a dormir con una sonrisa dibujada en mi rostro.
Y es que llovía demasiado y hacía frío y tiempo... Como escribió una vez Cortázar.
Al menos me reconfortó la idea de que alguien pensara en mí antes de dormir.